Considerada una plantas vulgar pero desconocida su aprovechamiento para una inmensa mayoría de personas. En este artículo de nuestra Hemeroteca particular, en la revista (Quercus, nº113, Julio 1995) nos aclaran un pco las bondades de la espadaña. Además nos cuentan una clave de identificación para las tres especies que se desarrollan en la Península Ibérica.
Anotamos en el cuaderno de campo de finales de marzo las primeras orquídeas que salen por nuestras praderas y campos rurales en Bizkaia. las temperaturas benignas, alternadas con ligeras precipitaciones propician la temprana floración de esta especie. contamos hasta 20 ejemplares de la mismas, en las cunetas de un camino rural vizcaíno, cercano a las estribaciones del parque tecnológico de Zamudio.
Las lluvias, el aire frío, la humedad durante este mes de marzo que finaliza hace que la cubierta vegetal de nuestra latitud se muestra todavía en reposo. Nuestros bosques de robles y hayas, con mucha paciencia, muestran sus brotes recientes. Abedulares y saucedas empiezan a renovarse, con nuevos brotes frondosos. Los más espabilados en las riberas de nuestros cauces son los avellanos y arces, que despiertan con fuerza de su etapa de letargo. Quizás, y así lo reflejamos en nuestro cuaderno de campo, los cerezos silvestres y espinos, destacan por su abundante floración blanca, así como un castaño, como se muestran en las imágenes inferiores
Como Alegoría de idea brillante, la imagen superior no tien precio. La fiebre por plantar en algunos ámbitos académicos e institucionales no tiene remedio. No importa la ubicación, ni la especie, aunque en la mayoría de los casos, se procura adecuarse al clima y especie aducuada a su zona geográfica. ¿Cuántos árboles de los sueños pululan por toda nuestra Península? Aprovechando una campaña electoral, la inaguración de una infraestructura, un Congreso Intyernacional, cualquier argumento es válido para plantar un árbol.
Somos conscientes que con pocos recursos, también se puede contribuir a repoblar. En Euskadi había una tradición de antaño, de plantar un árbol. El nacimiento de un hijo o hija era motivo suficiente. Nogales, fresnos, algún roble, alguna encina, de edades avanzadas son frecuentes encontarlos en las entradas de vetustos caserios. Algunos de ellos catalogados como árboles singulares de la Comunidad Autónoma con el transcurso de los años. Por nuestra parte, unas bellotas son suficientes para ir colocándolas de forma estrátegica, en aquellos lugares para su especie y terreno adecuado.
Las bellotas de robur, petraea, son materia prima enriquecedora para nuestras manos. Un paseo matinal, cargando nuestra mochila, con una cantidad adecuada de ellas, es más que suficiente para ir contribuyendo a las ganancias netas de biodiversidad en nuestro territorio histórico. Pero no sembrando en cualquier lugar. Elegir el sitio, y si no es compatible continuar, no se trata de plantar por egoismo. No importa regresar con ellas a casa si no encontramos emplazamiento adecuado.
Y cuando menos te los esperas, encuentras ayuda extra para nuestra tarea. A veces, un arrendajo, aprovecha la bellota como alimento y su deyección aparece en un lugar lejano al de su primera ubicación. El de la fotografía superior es un petirojo que nos vigilaba mientras trabajabamos. Otros roedores de nuestros bosques tambien nos ayudan. Avellanas, nueces son depositas diferentes a su emplazmiento original. Como sabéis no trabajamos sólos.
En ocasiones a la hora de constratar informaciones, es necesario contactar con las partes impolicadas en un proceso. En nuestro caso, citamos fuentes oficiales, simplemente para constatar, por medio de éstas tres infografías del Ministerio correspondiente, la situación de las especies arbóres que nos preocupan.
No se trata de un ejercicio publicitario, como puedan pensar algunos de los lectores de este blog, más bien las cifras ofciales que sirven para obtener un muestro representativo de lo que a nosotros nos preocupa: la existencia de nuestros árboles y arbustos autóctonos frente a los cultivos forestales. A continuación los datos.
Rememorando en estos últimos días de Febrero, no muy fríos y ligeramente pasados por agua, aquella frase de Pablo Neruda:
"La tierra vive ahora tranquilizando su interrogatorio, extendida la piel de su silencio".
Nuestros fondosos árboles y arbustos de hoja caduca empiezan a despertar de sus sueño invernal. Aún con incipientes brotes verdes, que para el verano cubriran su cubierta vegetal de robles, hayas, fresnos, serbales, alisos, sauces, tilos, castaños, arces, avellanos, endrinos y abedules. Tomamos nota en nuestro particular cuaderno de campo de estas alteraciones observadas en el bosque más próximo.
Con una excepción, el tejo, muestra su porte estoíco, perenne y rudo. Con su tono verde oscuro que llama de forma inmediata la atención, frente a la desnudez del resto de ejemplares del bosque mixto atlántico.
Despojados de su abrigo natural, nuestros árboles autóctonos arropan con el manto de sus hojas desprendidas las raíces del lugar sobre el que se asientan. Dotando de nutrientes al suelo féretil de una materia orgánica que tendrá su recompensa , a modo de crecimiento, en un par de años.
Por otro lado, las primeras flores llegan adelantadas a nuestro entorno urbano. Os mencionamos dos casos observados sobre mediados de este mes. Las prímulas descubiertas en un parque urbano, en una ladera húmeda y umbría de un barrio de Bilbao.
Mientras que los narcisos vistos por las fechas anteriormente citadas también, ocupan una ladera de un espacio bilbaíno muy concurrido. Disimulan su presencia, ajenos al trasiego de público que se acerca al recinto deportivo para presenciar un partido o espectáculo musical.
