domingo, 23 de septiembre de 2012

NOS ECHARON POR PALETOS


Así se titula una carta publicada en el Semanal del 23 de Setiembre de 2012 escrita por Mónica Lapuente desde Duruelo de la Sierra (Soria).  Unas gotas de humildad y realidad que reproducimos por la cierta transcendencia que ha tenido durante todo el estío.

Ayer, me senté con mi tío al sol. Es un viejo maderero, de los que iban con el hacho  y la merienda a hacer leña y madera. Comentamos la ola de incendios. << Me pareció ver el otro día en la televisión unos ingenieros que decían que el problema es que los montes están muy sucios>> comentó.
<< ¿Sabes qué apuntan como solución? Hacer leña, limpiar el monte de maleza y que vuelvan a pastar los animales en él  >>. Vi en su cara la queja que tantas veces hemos hecho en el mundo rural. Nos prohibieron que pastara el ganado, es decir, nos quitaron la ganadería extensiva.
Nos prohiboeron realizar las limpias del monte para que grandes empresas se lo quedaran por medio de subastas, nos quitaron una vez más el trabajo. Inventaron plantaciones de especies no autóctonas, llegaron los vallados, las podas, el ramaje en el suelo  por tonelas que nadie limpia, nos quitaron nuestro paisaje. Nos echaron de los pueblos por paletos, sin preguntar.
<< ¿Y ahora lo que haciamos antes es la solución? >>, me pregunta. Sé que ninguno de los "expertos " les va a pedir perdón ni a los pocos que quedan ni a los que arrastraron a marchar.

sábado, 22 de septiembre de 2012

LA BOTÁNICA DEL CARES

La ruta del Cares clásica se realiza desde Posada de Valdeón (León) hasta Puente Poncebos (Asturias) con un recorrido total de unos 20 km. A un paso adecuado y constante es posible realizarla en un día, si las fuerzas y las condiciones climatológicas nos acompañan, como es el caso. Al llegar a Caín, la sauceda de salix fragilis nos acompaña en el bosque de galería que forma el trayecto del río a su paso por el pueblo. Observamos los pastos de siega y de cultivo en las proximidades del enclave rural y otros reconvertidos en aparcamientos improvisados que proporcinan otro uso y riqueza a sus propietarios.
Estas tierras se encontraban sumergidas en los océanos primitivos hace unos 350 millones de años. Con el transcurso del tiempo se fueron depositando estratos que formaron la caliza de la montaña, esa roca blanca inconfundible que es el componente principal de estos macizos de la Cordillera cantábrica. Se les denomina caliza carbonífera o caliza Dinantiense por haberse originado en ese período. Los fósiles de seres marinos, como los crinoideos, son muy frecuentes localizarlos en algunas zonas del recorrido.
La roca caliza es erosionada por el agua, lo que provoca su disolución y origina un  modelado característico produciéndose un complejo extraordinario de redes  galerías subterráneas. Río abajo tras Caín, el Cares se encajona entre impresionantes murrallones de roca . Después de cruzar la presa que tapona la entrada, la ruta transcurre por oquedades labradas en la piedra. Todo este recorrido debe su origen al canal de agua que de 1917 a 1924 contruyó la Electra de Viesgo para alimentar la central hidroeléctrica de Puente Poncebos y junto al cual discurre, en ocasiones, la ruta seguida habitualmente.
Durante el paseo por la orilla del Cares y a medida que vamos ganado altura, las manchas de quejigal con tila cordata y el encinar atrapado en las paredes  imponentes muestran su presencia  a los caminates más observadores. 
La fotografía de este panel detalla con enorme precisión la cubierta vegetal que atesora este enclave abrupto y encajonado del tramo del río Cares. A medida que subimos  las distintas especies colonizan el terreno luchando porla supervivencia en su hábitat adecuado.

El Aulagar de Genista Hispánica y el Espinar de Berberis vulgaris florecen a diestra y siniestra del recorrido. Pero también encontramos robles, fresnos, olmos y arces, a veces erráticos, otras acompañados de otros individuos de su especie. Así como plantas de pequeño tamaño en prados abundantemente irrigados.
Entre los 1600 y los 1800 metros de altitud, los Hayedos xerófilos y los Aulagares de Genista legionensis colonizan el terreno perceptibles a los ojos de quien posea una buena vista o vaya acompañado de unos prismáticos que le permiten su localización.
En la parte alta de los macizos donde la cabra montesa como la de la imagen y el rebeco campean a sus anchas es posible encontrar algunas hierbas y matorral. Principalmente pastizales de Kobresia myosuroides.

El brezo común, ese arbusto pequeño, frondoso y perenne que inca sus raices en brezales y diversos matorrales de sustitución de distintos tipos de bosques como robledales, quejigares, hayedos y enci
nares.
Esta hoja compuesta que fotografiamos nos sirve para conocer la fotosíntesis de las plantas ante de que se produzca el equinoccio de otoño. En esta estación las especies arbóreas de hoja caduca pierden la misma. Frutos y hojas en descomposición se reencuentran en el suelo produciendo abundante materia órganica que posibilita la aparición de los hongos y la proliferación de las setas. Mientras que con la fotosíntesis por medio de compuestos inorgánicos sencillos y con la eneregía luminosa porcedente del Sol, los organismos autótrofos producen  las moléculas organicas y desprenden oxigenos como producto de deshecho.

La mariposa de la ruda necesita alimentarse para saciar su vozar apetito. Recurre a la flor de la ilustración para libar su néctar. La biodiversidad se muestra a raudales en este recóndito camino.
El helecho común necesita de humedad y media sombra para su desarrollo sobre el terreno. Carecen de flores, ni frutos ni semillas, únicamente hojas, las frondas, que cuando son jovenes adoptan forma de cayado y se despliegan a medida que avanza la primavera.
La hierba de San Roberto circundaba por las inmediaciones en pequeñas matas entre las paredes, unas veces aislada y otras más visible como semuestra en la imagen.
Acaso si carecemos de suficientes víveres podemos aprovechar el trayecto para degustar lo que la naturaleza nos brinda. Como es el caso de esta fresa silvestre de porte apetecible y jugoso para saciar el apetito por el momento.
La margarita mayor es una planta perenne que se desarrolla en grandes grupos tanto al borde de los caminos como en las praderas, lastonares y laderas herbáceas. Nos podemos entretener desmenbrando sus petalos en busca del deseo apeticido.
Concluimos con esta planta de color violeta que muestra la riqueza variopinta de flora que podemos encontrar al realizar la ruta. Recordando que en este mundo, por desgracia, cuenta lo que lleves en los bolsillos no en el corazón o en la cabeza.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

AVES DE BASAURI



Seguimos con nuestra tarea divulgadora en relacion con el medio natural. Para los interesados teneis una  nueva cita a modo de charla el martes día 18 en la Casa de Cultura de Basauri. A partir de las 19.00 horas el naturalista, ornitólogo y divulgador José Miguel Martinez Postigo, "Txemi" engatusará a los asistentes con su relato cautivador en torno a las AVES DE BASAURI. La Conferencia está organizada por la Sociedad Micológica de Basauri dentro del ciclo de disertaciones que realiza la citada sociedad.

NUEVO PROGRAMA DE RADIO AL NATURAL



El programa en cuestión se emite en Radio 3 todos los domingos de once a doce de la mañana.Si no madrugais mucho es una buena forma de comenzar la matinal dominical sintonizandolo. Se estreno el pasado domingo y en el tienen cabida frases, libros, curiosidades, personas y asociaciones que sientan una pasión por la Naturaleza  y todo lo que esta engloba. Ademas, los árboles tienen mucha importancia dentro del programa, la musica que le acompaña y las entrevistas tienen relacion con estos. Pincha aqui para escuchar el primer programa,no te dejará indiferente, te sorprenderá.Lo diririge y presenta con una voz cautivadora María José Parejo.


lunes, 3 de septiembre de 2012

ELECCION DE ESPECIES EN LAS REPOBLACIONES

Al hilo del post sobre los incendios que va a continuación  no estaría demás echar una ojeada a este archivo. Resulta un poco denso pero seguro que es reconfortante para todos aquellos que tengan amplitud de miras a la hora de visitar un bosque.

INCENDIA QUE ALGO QUEDA



Los incendios forestales han quemado en lo que va de año más casi 150.000 hectáreas, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente. Es casi el doble que la media de superficie afectada en el mismo periodo en los últimos 10 años. La de 2012 está siendo una campaña especialmente “virulenta”, según el subsecretario del Ministerio del Interior, Luis Aguilera Ruiz.

A las altas temperaturas y las escasas lluvias en muchas de las zonas afectadas, se une el recorte que las autoridades han aplicado a los programas de prevención y equipos de extinción —Parques Nacionales, por ejemplo, redujo en junio un 20% la partida de presupuesto destinada a ello, brigadas forestales sometidas a un ERE brutal en alguna Comunidad Autónoma—. Factores que no han hecho sino contribuir a avivar las llamas de estos incendios, muchos de ellos, además, provocados.
Restaurar un bosque, sus ecosistema asociado, lleva tiempo, ganas y aunar muchas voluntades. Los daños causados por las llamas en la flora y fauna de un bosque tipo no son cuantificables casi nunca en términos sentimentales, siempre en variables económicas. Por no mencionar las pérdidas de vida humana y de fincas de cultivo particulares o de viviendas construidas en lugares idílicos pero de difícil acceso ante una situación trágica y de emergencia como es la del fuego.


Para volver a contemplar una imagen de postal, con todo su verdor, sus árboles y arbustos, su flora y matorral asociado además de su propio sotobosque con la fauna pertinente han de transcurrir muchos años, más de 70 en concreto para que el bosque arrasado pueda volver a recordar lo que un día fue.

Transcurrido el periodo de lamentaciones y acusaciones múltiples sobre las causas del mismo es preciso actuar de inmediato. Preservar el suelo para protegerlo de posibles erosiones y que la capa fértil del mismo se traslade a otro territorio como consecuencias de las lluvias. Evitando el empleo de maquinaria pesada, hasta donde sea posible, para no dañarlo y permitir la regeneración natural de las semillas y de las raíces de la flora potencial de la zona afectada. Es comúnmente conocida la frase que con frecuencia le repite el bosque al ingeniero: “NO ME TOQUES QUE YO SÓLO ME REGENERO”.



Por supuesto, que de intervenir por medio de la mano del ser humano, dar prioridad a las especies autóctonas que componen la vegetación potencial de la zona dañada. No entraremos en analizar el caso de la reforestación con los cipreses ignífugos que continuaban en pie tras el incendio de Andilla. Doctores para ello tiene la ciencia y ante la peregrinación al lugar asolado de expertos de varios países para ver de primera mano la supervivencia de los mismos, que sean ellos quien extraigan los primeros dictámenes y conclusiones sobre lo observado.

Otra variable a tener en cuenta es la situación del abandono de las fincas rurales. El descenso de la población rural y como consecuencia el abandono de las tareas forestales que estos llevaban a cabo en los bosques: limpieza de maleza y sotobosque, las cortas para las suertes de la leña, mantenimiento y aperturas de cortafuegos, entre otras han quedado en el olvido. Se promueven iniciativas para recuperar las dehesas en los campos. Con una vuelta al pastoreo tradicional que permita a través del ganado ovino realizar una función desbrozadora en la limpieza del sotobosque, cortafuegos y fajas de seguridad. El problema es que se necesitan voluntarios que quieran sacar adelante la profesión de pastor.

Por último, quemar un terreno o superficie forestal en nuestro país resulta muy barato. El artículo 351 CP establece una pena de diez a veinte años de prisión para los que provocaren un incendio que comporte un peligro para la vida o la integridad física de las personas, aunque, matiza, los Jueces y Tribunales podrán imponer una pena menor en función de las circunstancias concretas del supuesto. Por otra parte, “Incendios de montes o masas forestales”, así define el artículo 352 CP el tipo del incendio forestal con una pena de 1 a 5 años de prisión y multa de 12 a 18 meses excepto que concurra el tipo del 351 que, a la pena de cárcel allí establecida, se suma una multa de 12 a 24 meses. Por otro lado, el artículo 353 CP agrava el delito de incendio forestal cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias:

— Que afecte a una superficie de considerable importancia.

— Que se deriven grandes o graves efectos erosivos en los suelos.

— Que altere significativamente las condiciones de vida animal o vegetal o afecte a algún espacio natural protegido.

— Cuando se ocasione grave deterioro o destrucción de los recursos afectados.

— Cuando el autor actúe para obtener un beneficio económico con los efectos derivados del incendio.

En estos supuestos vuelve a recaer en interpretaciones subjetivas la calificación como especialmente grave de un incendio para aplicar la pena correspondiente. Es decir, queda al arbitrio del juez valorar la “considerable importancia” de la superficie afectada ya que no existen unas tablas porcentuales sobre cuántas hectáreas otorgan el carácter de “considerable” al terreno quemado.

Son necesarios más medios para investigar y perseguir a los pirómanos, pues apenas se detienen personas culpables en comparación con las superficies quemadas.